¿Recordáis que hace poco puse el Love Buzz de los Shocking Blue, y su versión de Nirvana? Pues Prodigy también tienen la suya.
Tremendo discazo, con Liam Howlett (el alma y compositor del grupo) en su estado de gracia permanente para componer temazos dance alejados de las cantaditas y de cualquier semejanza con otros grupos de electrónica.
¿Qué pasa cuando un tal Evángelos Odysséas Papathanassíou y un tal Artemios Ventouris Roussos forman un grupo? Que sale una maravilla de la música experimental y el rock progresivo.
Luego ya se separan, uno se hace llamar Vangelis, el otro Demis, y el resto es historia.
Hoy traigo güena música , aparte de mis desbarradas siniestrillas…
Moonrisers (no confundir con Moonriders, Moonraisers, y otros cuantos) son un dúo instrumental que rinde culto al slow tempo y a la música folk usana, pero sin caer en clichés country. Músicos de sesión para otros, han dado el paso adelante para presentar su propio trabajo. Y creo que aprueban con matrícula de honor.
Bueno, vamos a ver si mejoramos algo la mierda austral que nos trae el automático.
Hoy toca divagaciones… las típicas divagaciones en las que empiezas por una cosa y acabas por los cerros de Úbeda.
Lo último que publiqué fue el Love Buzz de los Shocking Blue, temazo y pedazo de banda donde los haya. ¿Como llegué a ellos? Porque los Nirvana los versionaron en su “Bleach”
Canción que siempre me encantó por su mezcla de guitarreo y bajo psicodélico. Y que me vino al recuerdo porque el otro día salía en un episodio de Last of Us. Y de ahí salté al tema de inicio de la serie, que me encanta:
¿Y por qué me llama la atención? Porque, aparte de sonar perfecto, en cuanto lo escuchas te lleva a la banda sonora del mejor juego de PS4, que suena exactamente igual.
Y, para compensar la chapa, os dejo a una de mis Ruskys preferidas, Liya Silver.
En Salamanca, se llama “Lunes de aguas” al lunes posterior a la Pascua.
Cuenta la tradición que, en nupcias de Felipe II, quedó asombrado por la cantidad de putas en la ciudad, y promulgó un edicto por el cual las meretrices debían abandonar la ciudad en tiempo de abstinencia y recogimiento, siendo enviadas al Arrabal al otro lado del río y la muralla. Pasadas esas fechas, un párroco pasaba a recogerlas en barca, para traerlas de vuelta a la ciudad (conocido como el Padre Putas). Actualmente es una celebración de fiesta y regocijo donde las familias salen al campo y a las veredas del río, a pasar la tarde comiendo el hornazo típico y disfrutando de la compañía de vecinos y amigos.
Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.AceptarRechazarPolítica de privacidad